domingo, 6 de septiembre de 2009

EL 33 (II)

Quisiera contestar desde aquí a algunos comentarios que he recibido sobre la anterior entrada “¿Qué pasa con el articulo 33?”.

Creo que no he transmitido claramente mi parecer sobre el tema, pues algunos comentarios insisten en la “falta de adaptación al baloncesto actual”, reitero que no tengo ese problema.
Sé muy bien que el “Baloncesto” ha evolucionado mucho desde que yo jugaba o empecé a entrenar. Cuando vemos partidos de hace treinta o veinte años, todos sin excepción nos damos cuenta que con esas defensas hoy día sería imposible ganar un partido.

La evolución debería corresponderse con varios factores que han cambiado y mucho desde entonces, por ejemplo:
-Los jugadores de ahora son mucho más fuertes, altos, resistentes e intensos que los de antes.
-Las tácticas defensivas que los entrenadores han ido incorporando, permiten un marcaje mucho más duro, pegajoso y efectivo sobre el hombre balón y las líneas de pase.
-La intensidad en la lucha por la posición del jugador (sobre todo en los puestos interiores) lógicamente a aumentado considerablemente.
-Son inevitables los contactos y lucha cuerpo a cuerpo para obtener posiciones de ventaja, ya que estos jugadores tan grandes y fuertes se mueven en muy poco espacio, y si no es así sus compañeros no podrían pasarle el balón.
Es evidente que el baloncesto de hoy es mucho más intenso y dinámico, y no solo estoy de acuerdo con esto, además creo que este baloncesto es más vistoso y emocionante.

Dicho esto, me sigo remitiendo a los argumentos de mi anterior entrada, estos hacen alusión a otros factores diferentes que a mi entender están derivando la evolución del baloncesto hacia unos derroteros, en los que existen demasiados contactos no permitidos y no penalizados, donde las directrices, los cambios de criterio y la permisividad inducen a veces a un juego sucio, peligroso para los jugadores, desconcertante para los entrenadores y deslucido para los espectadores.

Particularmente sigo creyendo que el baloncesto en su inevitable evolución no debe perder su identidad, el modelo donde la inteligencia y habilidad primen sobre la fuerza.
Me doy cuenta que esto no admite polémica, cada uno es libre de tener su modelo, y puede ser que la mayoría o todos en el mundo del baloncesto piensen distinto, pero este es el modelo en el que creo y no otro.

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