ACOTACIONES SOBRE LA AUTORIDAD

LA AUTORIDAD DEL ENTRENADOR
(como conservarla y aumentarla)

La palabra autoridad deriva de “augere” que significa “ayudar a crecer” y para nosotros como entrenadores esta es la acepción perfecta de la palabra autoridad, pues nuestra misión principal es ayudar a crecer a nuestros jugadores y jugadoras.

Es conveniente distinguir entre –Ser autoridad, -Tener autoridad y –Ser autoritario.

Ser autoridad es consecuencia de tener un cargo o responsabilidad, ser jefe de policía, ser alcalde, ser entrenador, y en consecuencia con el cargo ocupado, se obtiene una cantidad de autoridad.

Tener autoridad, es un reconocimiento de la sabiduría, conocimientos, maestría habilidad etc.. que se poseen.

Ser autoritario, es imponer la autoridad exclusivamente por la acción del mando.

La autoridad que se nos concede como entrenadores y nuestra capacidad para ayudar a crecer, se conserva y aumenta siempre que nuestras actuaciones o decisiones sean:

-JUSTAS
-CORRECTAS
-UTILES

Aumentando el nivel de autoridad, aumenta la comunicación, el entendimiento, la armonía, etc., pero sobre todo el respeto, se puede afirmar que la única manera de obtener respeto de nuestros jugadores/as es manteniendo y aumentando nuestra autoridad.

Si por el contrario por nuestras decisiones o actuaciones erróneas disminuye nuestra autoridad, necesitaremos imponer cada vez más medidas coercitivas, castigos gritos amenazas, enfados, etc. convirtiendo la autoridad de ayuda en simple autoridad de mando pasando de este modo de tener autoridad a ser autoritarios.


Para cualquier tipo de grupo, los principales errores que con más frecuencia debilitan y disminuyen la autoridad son:

-La permisividad – Es imposible educar sin intervenir, hay que decir y hacer ver lo que esta bien y lo que esta mal.

-Ceder después de decir no – Nunca se debe negociar el no, por tanto antes de decir no a algo hay que pensarlo, ya que no debe haber vuelta atrás.

-El autoritarismo – Tal como ya hemos visto la autoridad de mando o autoritarismo destruye la relación entre entrenador-jugador.

-Falta de coherencia – Es necesario mantener siempre una misma línea, lo que hoy esta mal mañana también.

-Perder el control – Gritar, expresar ira, insultar, maldecir.

-No cumplir las promesas ni las amenazas – No se deben realizar promesas o amenazas difíciles de cumplir, deben ser meditadas y realistas, y las que se hagan deben cumplirse siempre.

-No negociar nunca – Esto nos acercaría al autoritarismo, según los casos debemos aceptar la negociación, con la excepción del no.

-No escuchar – Se puede interpretar como falta de interés, o en el peor de los casos desprecio al interlocutor.

-Exigir éxitos inmediatos – Toda enseñanza requiere un periodo de aprendizaje con las dosis necesarias de paciencia.



Refuerzo de la autoridad en el entrenamiento.

Por lo general en el entrenamiento existen unas actitudes y actuaciones por parte del entrenador que son muy positivas y que contribuyen a reforzar y aumentar la autoridad a la vez que elevan el nivel del entrenamiento, las más importantes son:

Actitudes:

-Dar ejemplo

-Confiar en el jugador

-Reconocer los errores propios

-Preocupación real por cada jugador (no hacer distinciones)

-Actuar siempre con sinceridad (el jugador nota si finges)

-Ser amigable con todos, “amigo” de ninguno

-Si el entrenamiento no va bien, buscar el problema en uno mismo, nunca en los jugadores.


Actuaciones:

-Tener los objetivos claros y preparados para la sesión

-Enseñar con claridad cosas concretas de lo fácil a lo difícil

-Dar suficiente tiempo para el aprendizaje.

-Valorar siempre los intentos y esfuerzos por mejorar, valorar más el esfuerzo que la perfección.

-Estar permanentemente pendiente del entrenamiento, realizando las correcciones que creamos oportunas, cuando no lo hacemos los jugadores siempre se relajan, y lo que es peor pueden interpretar nuestra falta de atención como desinterés hacia ellos y al entrenamiento.

-Marcar desde el principio unas reglas generales que ayuden al desarrollo del entrenamiento, (silencio y no botar balón durante las explicaciones, acudir corriendo a la llamada del entrenador, preparación y recogida del material etc.)

-Atención especial al tipo de jugador que puede dispersar o distraer la atención o actitud del grupo durante el entrenamiento, (el jugador muy extrovertido, el jugador protestón y huraño, el jugador muy indolente etc.) y dar el tratamiento necesario antes de que influya negativamente en el entrenamiento.

M. García
SD El Pilar (Valencia)